Mensaje del 7 de agosto de 2020. 4:12 am

Niña de Mi Corazón, en esta aurora en la que una vez más te llamo, escribirás por la Desolación de Mi Corazón, y el Dolor arraigado en la Cruz, por cada alma que habita en cada ser y que está siendo sometida por las huestes del mal en la tentación y en la intimidación de sus miedos y apegos, haciendo detener el camino de muchos de mis hijos hacia Mí; no solo por la falta de fe, sino por la falta de conocimiento.

Hijita Mía, jamás había vivido en tanta tiniebla el pueblo de los hombres, como tampoco jamás, en tanta negación al Amor del Padre en la Verdad; estáis posados en cavernas de impiedad desde vuestros corazones hijos, estáis atados como borregos, dejando avanzar al enemigo tan dentro de vosotros mismos; hijos, estáis en la desolación, la abominación de vuestros propios lechos, y Os Veo tan ciegos, tan confundidos, tan incongruentes dentro de vosotros mismos; estáis hiriendo tanto Mi Corazón junto al Corazón de Mi Padre; estáis desperdiciando el tiempo, posados desvalidamente en la banalidad, el ocio, el desenfreno de vuestras pasiones, la actuación desmedida e inconsciente de vuestra búsqueda de paz, Oh hijos, hijos de Mi Corazón, cuan ciegos permanecéis caminando en busca de la Paz que solo hallareis en Mi Corazón, desde vuestros propios corazones.

Os digo hijos, estáis entrando por voluntad propia en vuestra propia devastación y destierro y Os digo con lágrimas de Sangre hijos Míos, siguen siendo tan pocos los que verdaderamente Me Aman y quieren seguir el camino del Amor en el Sacrificio y el Dolor hacia Mi Corazón.

Yo Os pregunto:

¿Por qué Os cuesta tanto ofrecer vuestros dolores y pesares a Mi Amor?

¿Por qué camináis pregonando vuestro sufrimiento como una lápida que no podéis cargar?

¿Por qué hijos pregonáis vuestra queja constantemente, y no miráis vuestro caminar en el caminar del mundo, para enmendar el dolor que habéis causado a Mi Corazón, desde vuestra propia humanidad?

Acaso estáis creyendo hijos, que no he cargado el pecado de cada uno de vosotros,

creéis que no lo he padecido en Mi Propia Carne, y

¿Cuántas veces lo habéis ultrajado de nuevo?

¿Cuántas veces habéis sido ingratos de nuevo?

¿Cuántas veces habéis sido sacrílegos de nuevo?

No entendéis hijos, no queréis entender.

Es Mi Cruz Pesada de Dolor en vuestros pecados, la que cargo a cada instante en vuestros corazones, y aún así, ni siquiera Me reconocéis, ¡Oh pueblo Mío!,

¿Por qué estáis cerrando las puertas a vuestro Creador y Dios?

Estáis limitando vuestra voluntad y estáis depositando vuestra confianza en los dioses que el enemigo Os ha feriado para vuestra propia condenación.

¡Oh! Pueblo Mío, estáis negando el Amor del Padre con vuestro libre albedrío, y Os habéis expuesto de tantas maneras hacia la Justicia Divina; pues bien, hijos, Os digo, este tiempo de oscuridad permanecerá, hasta que vuestros corazones se rindan completamente a Mi Amor. El mundo en un número mayor a su tercera parte, se está consumiendo en contra de Mi Amor, pues Yo Os digo, seréis llamados uno a uno; más vuestros corazones padecerán y sufriréis, por ello Os sigo llamando al Encuentro ahora mismo, doblegaos y volved como el hijo prodigo hijos, porque se anochece y las tinieblas Os invaden.

No estáis reconociendo el silencio y la soledad que se Os está dando para que escuchéis Mi Voz en vuestro corazón, al contrario, hijos, estáis llenándoos de tanto ruido, Os digo, silenciaos, dejad que vuestros sentidos se unan verdaderamente a Mi Corazón, Escuchadme Os lo digo una vez más; Buscadme hijos, Llamadme hijos, Yo siempre Os Responderé.

Sed insistentes en la plegaria, porque mientras invocáis, Mi Corazón se enternece y Os abraza; debéis saber, cuanto gozo encarnáis en Mi Corazón con vuestros ruegos, aunque sean tan pocos los hijos que los elevan; por uno solo Soy conmovido; más Yo Os quiero a TODOS, rendidos a Mi Amor.

Os Espero hijitos Míos, permanezco en el lecho de vuestros corazones, a la Espera de vuestro Si al Amor de Mi Corazón, que es Uno con el Amor del Padre y del Espíritu Santo para vosotros.

Hijita, orad, orad, no Os canséis de orar. Os dejo Mi Paz junto a Mi Madre. 4:45 am