Mensaje del 31 de Julio de 2020.

Ofrecimiento del Santo Rosario de Difuntos, tomado del Libro “DEVOCIONARIO EN FAVOR DE LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO”, del Padre ANTONIO DONADONI S.J., Pagina 113.

Una vez termina el Santo Rosario, se recibe el mensaje de la Santísima Virgen María

Mi Ángel dice: Cada suplica que se eleva en la Postrimería y el Amor a Dios, se multiplica en el cielo, en el clamor que hacéis por el mundo entero.  

Escuchad a la Madre, que viene a vosotros, para daros consuelo, Amadla y Recibidla con Amor:

La Santísima Virgen María dice:

Hijitos, hijitos Míos, vengo con Dolor a decir a vuestro corazón: Sed constantes, perseverantes, en la súplica por cada hijo, que es Una parte del Cuerpo de Mi Hijo; no alcanzáis a conocer hijos Míos, ¡Cuánto bien hacéis con vuestra súplica!, aunque sea un pensamiento de Caridad y Amor por vuestro hermano; esa es vuestra tarea, como reparadores de Mi Corazón y del Sacratísimo Corazón de Mi Hijo Jesús.

Este tiempo, que es de prueba para la tierra, muchos de Mis Hijos, mueren en el desconsuelo, por negar el Amor y la Existencia de Mi Hijo.

¡Cuánto quisiera como Madre, no mirar la oscuridad de un alma, que ha negado la existencia del Padre!, más Yo Os digo hijos, todos estáis signados en el Jordán, el Jordán de Mi Hijo Jesús, y por ello, Mi Corazón de Madre, quisiera cubriros para presentaros sin mancha ante Mi Hijo Jesús, pero nunca es suficiente; por ello siempre, la súplica de intercesión de unos por otros, es el alimento de estas almas.

Hijitos, el tiempo apremia en vuestras oraciones, porque el enemigo, se mueve muy rápido para arrebatar las almas al infierno, más si vuestro corazón, constantemente trae como súplica el cubrimiento de la Sangre de Mi Hijo sobre cada alma moribunda en la tierra, sobre cada alma que existe y pisa la tierra, muchas almas, muchas hijos, se salvarán y Yo las acompañare, defendiendo sus corazones, en el gesto más pequeño de caridad y amor.

En este tiempo, el mundo entero necesita la oración de un corazón humilde, de un corazón noble, de un corazón dispuesto, porque así hijos, estáis unidos al Corazón de Mi Hijo, al Corazón Crucificado, Entregado y Donado a vosotros por Mi Hijo.

Os digo, Yo camino junto a cada uno, en el lodazal del pecado, en la gracia del amor, en la fuerza del sacrificio, en la impaciencia del dolor, en la soledad de la enfermedad, y aún, en la falta de fe de todos aquellos que no aman con verdadero amor a Mi Hijo Jesús. Yo camino, junto a todos aquellos que no conocen el amor y que no creen en Mi Hijo Jesús, y puedo obrar en cada uno de ellos, cada vez con mayor amor, por vuestras oraciones, por cada corazón en el mundo, que se apiada del dolor y que se postra en súplica de bendición por los demás.

Por eso te digo a Ti hijo Mío, cada vez que elevéis vuestras manos en Bendición, en súplica de Consagración, en el Nombre de Mi Hijo, elevad una súplica, por cada alma que será llamada a la Presencia del Padre, pedid hijo Mío, esa Sangre Preciosa, como signo de Reparación, para que Yo pueda llevarla ante cada juicio y abogar por ella, anunciando la súplica en el Eterno Sacerdote del Amor de Mi Hijo.

Aun no conocéis, no hijo; solo los Santos, Consagrados a Mi Hijo y que están en la Presencia del Padre, solo ellos, conocen el verdadero significado en vuestras manos, pero Yo te digo, es el Estandarte de la Cruz cada vez que la eleváis, es el Estandarte de la Cruz cada vez que estáis Bendiciendo, es el Estandarte del Perdón y la Cruz cada vez que la invocáis y es la Obra Eterna del Padre y del Hijo, hecho Hombre, para la Salvación de muchos en el mundo; nunca olvidéis estas palabras que Mi Corazón de Madre deposita en el tuyo, como fuente de Amor hijo Mío.

Os digo hijos, Os Amo y recibo con Amor, vuestra plegaria, Os Acompaño y Me quedo con vosotros, en lo más profundo de vuestro corazón, junto a Mi Hijo Jesús.

En la compañía de Mi Esposo San José y de Mi Hijo Jesús, Os Bendigo, En el Nombre del Padre, En el Nombre del Hijo, En el Nombre del Espíritu Santo. Amén.