Mensaje del 27 de noviembre de 2020

Ofrecimiento del Santo Rosario de Difuntos, tomado del Libro “DEVOCIONARIO EN FAVOR DE LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO”, del Padre ANTONIO DONADONI S.J., Pagina 113.

Una vez termina el Santo Rosario, se recibe el mensaje de la Santísima Virgen María

Revelación: 

Este es el desconsuelo de las almas injustas, que en todo tiempo hemos sido presas del orgullo, poniendo por encima de todo, nuestro propio yo, nuestros caprichos, nuestra voluntad, sin dejar actuar a Dios en nosotros; por éste suplicio pedimos misericordia, porque cuando Os veis tan desvalidos en la nada frente a Dios, entonces sois como fibras rotas que no pueden ya remendarse; este suplicio de espera, nos mantiene en sequedad, arrepentimiento y dolor.

Debéis orar, para que las creaturas todas, siempre se sometan a la Voluntad de Dios, desprendiendo todo lo mundano que Os aparta del Amor del Padre y que Os incita a importan la propia voluntad.

Orad por el doblegamiento de todos los corazones y ofreced sufragios de amor por nosotros.

Palabras en Lenguas…..

El Ángel dice:

En este tiempo, en el que se devasta el hombre a sí mismo, escuchad la Voz de la Madre, que viene a vosotros en Humildad y en Amor, y acompañad en Ella, Su Corazón Dolido, Su Corazón latente a la Espera del corazón de los hombres hacia Dios.

La Santísima Virgen María dice:

Hijas Mías, en vuestro corazón y en vuestra pequeñez, se alberga Mi Amor de Madre, que quiere crecer cada día; y por ello, Mi Hijo Jesús, al querer ver germinar este amor en vuestro corazón, se alimenta, se regocija y se alegra, porque, aunque pequeño sea el corazón del hombre, se hace grande en la intención recta del Amor, en el anhelo propio de servir sin esperar.

Yo Os digo hijas Mías, vuestra mirada inquieta, igual que vuestra plegaria, cuando se eleva al cielo, germina en Amor y en Verdad, y crece como el Olivo hijas, inundando valles, valles extensos de Amor para muchas almas. Este es el fruto de la oración de cada uno de Mis Hijos; un día veréis este campo verde de Amor, caminareis en él y Os gozareis en la Paz, mientras tanto Mis pequeñas, multiplicad el esfuerzo por tantas almas, que en la injusticia de sus propios corazones y del mundo, se posesionan desdibujando el Verdadero Amor de Dios, imponiendo sus creencias, su voluntad, su desamor, su soberbia, su orgullo.

Orad por aquellas almas que no se someten al Amor de Mi Hijo y que con tanta fuerza se niegan a la Verdadera Palabra, al Verdadero Amor. Sed hijas, como puentes de amor, para que, por cada oración, se transporte un alma; siempre que obréis con verdadero amor, recta intención y anhelo de servicio, encontrareis el consuelo y Yo como Madre obrare en vuestro puente, como Intercesora, Custodiadora y Corredentora del Amor.

Orad hijas, porque las vendas del mundo, puestas en los ojos de muchos hombres, de muchos de Mis Hijos, se desvanezca pronto y caigan como escamas de sus ojos para dejar en ellos, entrar la Gracia, para dejar en ellos el Sello del Amor del Corazón de Mi Hijo Jesús. 

Hijas Mías, Mi Corazón Os llama y Mi Corazón Os Acompaña, Mi Corazón Os llama y Mi Corazón Os Espera, junto al Sagrado Corazón de Mi Hijo, sed dóciles en esta llamada, en esta espera y que no se borre de vuestros labios la sonrisa de vuestro corazón, la fe y la esperanza. Se acrecienta el tiempo en el silencio, el silencio entre el cielo y la tierra, por eso hijas Mías, apresuraos, no perdáis tiempo, incrementad a diario vuestros esfuerzos en la compañía y la contemplación del Corazón de Mi Hijo en vuestros corazones.

Os Bendigo como Madre, Os Acompaño, Os Custodio, y Os digo hijas, de vuestro lado camino cada instante, cada respiro, sentid en Mi Corazón el Auxilio y la Protección de Mi Inmaculado Corazón junto a vosotras.

En el Amor de Mi Hijo y en la compañía de San José, Mi Esposo, Yo Os Bendigo: En el Nombre del Padre, En el Nombre del Hijo y En el Nombre del Espíritu Santo. Amén.

La Paz de Mi Corazón se queda con vosotras y Os acompaña siempre. Os Amo

MAMITA MARIA