Ofrecimiento del Santo Rosario de Difuntos, tomado del Libro “DEVOCIONARIO EN FAVOR DE LAS ALMAS BENDITAS DEL PURGATORIO”, del Padre ANTONIO DONADONI S.J., Pagina 113.
Una vez termina el Santo Rosario, se recibe el mensaje de la Santísima Virgen María
Durante el Rosario, como revelación y por el sufrimiento de las Almas del Purgatorio, se permite escribir al instrumento, lo siguiente:
Debéis orar con ardiente amor, por todos aquellos que en sus vidas hubiesen negado la existencia del amor, la existencia de un Dios Verdadero, o que a su vez pudiesen haber negado el amor de la Madre Santa del Cielo, María, porque una plegaria con verdadero amor, pureza de corazón y piedad puede ser utilizada en la intercesión de la Madre acudiendo a la Misericordia Eterna por la salvación y la eternidad; éstas almas que han sido salvadas, y que aún purgan por sus pasiones terrenales desordenadas, también reciben estas suplicas en la espera de un Bálsamo de Amor; mientras el tiempo en la Eternidad pareciera detenerse, basta una pequeña pero amorosa oración para que nuestra Madre acuda a la Misericordia del Padre, basta un instante de Misericordia para acudir en la contemplación de la Cruz para salvar muchas almas.
Debéis saber, que la aridez de un alma purgante, permanece latente en la eternidad y se sacia lenta pero copiosamente con vuestras plegarias. Orad, Orad, Orad.
Palabras en Lenguas….
El Ángel de la Guarda dice:
Como un pequeño instante en la eternidad, en vuestro tiempo, en el que se detiene todo a vuestro alrededor; atended el llamado, atended a la Madre, inclinad vuestro corazón, abrid vuestros oídos, cerrad vuestros ojos y disponed vuestro corazón.
La Santísima Virgen María dice:
Hijas Mías, un peldaño más en vuestra súplica, es como un fruto que crece después de la semilla que ha germinado frondosamente y que Os anima a cumplir en vuestra plegaria, en vuestro pequeño amor, en vuestro compromiso de servicio en Amor a Mi Hijo; aún, en este tiempo revolucionario en tantas pruebas, en la dificultad del camino de cada día, Os animo hijas Mías, aún en el dolor, y en la inquietud de vuestros corazones; debéis permanecer unidas a Mi Corazón de Madre y al Corazón de Mi Hijo Jesús, como Veleros en Altamar, no importa cuán fuerte sea la tormenta.
Vuestra condición de hijos Os mantiene unidos al amor y vuestros esfuerzos aunque sean pequeños, abonan en la verdadera fuente del servicio de vuestras manos; continuad y no Os detengáis, porque cada alma recibe vuestra suplica como aliento de amor que refresca la sequedad por la que se padece mientras se purga las debilidades y los pesares de un corazón; por ello, una sola palabra de súplica que brote de vuestros labios, inspirada en vuestro corazón, riega con el bálsamo de Mi Amor estas almas; mas Os digo hijas, en el esfuerzo de vuestros días, orad, por los que son llamados al encuentro del Amor con Mi Hijo Jesús, más orad también por el mundo entero, que padece ante el paso de la flagelación en la purificación.
Preparaos en Verdad, preparaos en Amor, preparaos en Fe, Confiad en la Cruz, Confiad en el Amor, Confiad en Mi Amor, porque Mi Mano Os sostendrá, y Os acompañara en la tormenta mientras vuestra suplica siga siendo viva, fiel, permanente, mientras vuestro corazón este abandonado en las Manos de Mi Hijo, en Mis Propias Manos de Madre, mientras vuestra mirada este puesta en la Eternidad, mientras vuestros ojos, vuestros oídos, vuestros sentidos, estén dispuestos a cumplir la Voluntad del Padre, allí estará Nuestro Socorro. El Cielo entero Os acompaña, a todos Mis Hijos fieles al Amor, el Cielo entero Os Custodia, Os mira, Os cuida, porque sois semilla en el Verdadero Cristo, porque habéis creído en la Verdad de Su Palabra que es Una en el Padre, Trinidad Verdadera y Santa del Amor de Dios.
No importa el tiempo, ni tampoco la prueba, solo importa la firmeza de vuestro corazón, abandonado al Corazón de Mi Hijo.
Sois mis pequeñas, como tantos de Mis Hijos. En el sendero Mi Corazón Os enseña; sed entonces hijos, pacientes, donad vuestro corazón al amor en la caridad, servid en la humildad, en la pureza, en la pureza de vuestro corazón, entregaos en sacrificio por vuestros hermanos y esperad perseverantes y firmes en la fe, esperad en Mi Amor, como esperáis en Mi Hijo. Mi Corazón así Os acompaña, Mi Corazón así Os Bendice, Mi Corazón Os mantiene.
Os digo hijas, pedid el Amor, pedid más Amor, para que aflore aún más en vuestro corazón, pedidlo para el mundo, porque es necesario, es apremiante ahora y lo será cada vez más en corto tiempo; pedid el Amor, para que se llenen muchos corazones, porque la sed del mundo en este tiempo, es el Amor, el Verdadero Amor, que solo puede nacer de un corazón dispuesto al arrullo del corazón de Mi Hijo.
En la compañía de la familia de Nazaret, Os Bendigo y Os acompaño, En el Nombre del Padre, En el Nombre del Hijo, y En el Nombre del Espíritu Santo. Amén.
Que vuestro corazón, sepa custodiar el Corazón de Mi Hijo en este tiempo de dolor. Os dejo en la Paz de Mi Amor. Os Amo.
MAMITA MARIA