Escribe hijita de Mi Corazón, en el amor de tu corazón, entregadme hoy en esta aurora de amanecer en el día de la Resurrección, el sacrificio del dolor y compartidlo Conmigo hija mía, porque las fuerzas de Mi Amor aún no se acaban por Mi Propio Amor; se sienten abatidas por la falta de amor en el mundo.
Yo no puedo detener la Ira de Mi Padre por vuestra desobediencia, y el Peso de Mis Manos en el que cargo vuestros pecados junto con Mi Cuerpo, sufre por vuestra indiferencia.
Escuchadme hijitos, ¿Cuánto Os tengo que buscar?; en todos los rincones de vuestras iniquidades Os Busco, en todos los momentos Os llamo y Os Espero, en cada instante de vuestros días en Mi Padre, se obra la Gloria de la Creación en la Vida por vosotros, ¿Por qué siguen hiriendo Mi Corazón?.
Ésta en una Aurora de mucho dolor, Mis Manos Sufren, Mi Cuerpo Adolorido está, Mis Ojos Sangran, Mi Corazón esta desecho por vuestro desamor; no una, ni dos, ni tres veces, sino incontables, Me pregunto: ¿Por qué no miráis la Cruz de Mi Amor, para por lo menos ver que Me Humille y Me Abaje hasta vuestra humanidad, para fundirme como Hombre en el Dolor, por vuestros pecados?, ¿Por qué no miráis Mi Cruz?; ¿Por qué seguís caminando tan ciegos negando el más grande amor en la entrega de Mi pasión, Muerte y Resurrección?.
Si vosotros supierais cuanto necesita el mundo Mi Amor y cuan vacío vive por su desamor; son tan pocos los obreros para tanta mies y Mis muchos Obreros Sacerdotes, caminan en la senda de la desolación de su propio corazón; muchos de ellos hijita, viven un desierto, el desierto de la confusión, el desierto del Espíritu, que no les permite ver cuanto más necesito de ellos para pastorear Mi Rebaño; orad hijita por todos Mis Siervos y orad por la conversión de los hombres, para que todos sirváis a la Obra del Amor, que necesita muestras de Amor en la Tierra, antes de la dura y triste purificación.
No entendéis hijitos, no quisiera que vivierais este duro encuentro del castigo. Mi Corazón Os llama, porque mi Querer está en que todos se salven y vengan a Mis Brazos en el llamado del Amor. Hijitos Míos, volved a Mi Amor, Os lo suplico por Mi Cruz. Yo Os llamo con Amor, no desprecies más Mi Corazón.
Mientras tanto tu hijita, velad y entregadme con amor los dolores de tu cuerpo y corazón, en la súplica de la piedad por la conversión de los hombres y ofrecedme Mi Niña este sacrificio en la Obra del Amor.
Esta es el Alba de Mi Resurrección y se Glorifica Mi Padre por MI Amor, ¿Dónde está entonces la Gloria que los corazones del hombre dan al Padre por el ejemplo y la entrega a Mi Amor?, ¿En dónde se queda el corazón del hombre?; ¿Dónde están vuestras obras hombres necios?, ¿Dónde está vuestro corazón?, ¿Dónde sembráis?, ¿Dónde cosecháis los frutos de Mi Amor?, ¿Dónde?, Os lo pregunto con insistencia; acaso en vuestras mentiras, acaso en vuestro odio y resentimiento, acaso en el señalamiento de vuestro prójimo, acaso en la ira de vuestro corazón, acaso en el desprecio a la vida, acaso en la negación al amor de la Creación Divina, acaso está en la vanidad del mundo y los placeres de vuestra carne, acaso en el sufrimiento y tortura de los hermanos que hacéis padecer, acaso en la infidelidad a Mi Amor; acaso en el irrespeto de Mi Presencia desde vuestro propio corazón, acaso en la duda de Mi Existir o en la negación de Mi Amor; pobres hombres; que vendas tenéis, más que en vuestros ojos, en vuestro corazón.
Despertad hijitos, mostradme ¿Dónde está vuestro amor?, que Mi llegada no Os encuentre dormidos, porque Yo no descanso buscando vuestro corazón.
Velad hijita Mía, y entregadme en la compañía del Amor de Mi Madre, las Rosas de Mi Propio
Amor. 4:50 am