Gracias Hija Mía por responder a Mi Corazón, como dádivas de Amor son tus lagrimas para Mi Corazón, regocijaos siempre hermosa hija en el alma por la unidad en el Amor y confiad en Mis preceptos que Yo estoy preparando tu corazón.
Los designios de Mi Padre han permitido esta prueba de amor, tú solo camina constante en la obediencia y en el Amor y repara con tu plegaria los dolores de Mi Corazón, los que hasta hoy te he compartido y los que ponga cada día contigo como una nueva intensión; en el rocío te espero para acompañar Mi Corazón y compartir en Mi lecho los dolores del desamor.
En el alba de ésta aurora quiero hablarte, de Mi Corazón herido por los que matan sin compasión y sin dolor porque han perdido el repudio por el masacre de un alma que hasta en el vientre de una madre asesinan Mi Corazón. Cuan insensatas almas vacías, sin Dios, si ley, sin amor, que causáis tan atroz crimen en Mi propio Cuerpo bajo Mi propia Sangre en Mi Corazón.
No entendéis almas indómitas, almas impías sin corazón que en el primer soplo de vida está Mi aliento y todo Mi Amor; cuanto rasgan Mi Espíritu, cuanto hieren Mi Santo Amor y cuanto ofenden a Mi Padre, acribillando la Trinidad del alma, hiriendo como puñales la Trinidad del Amor, que duro y fatal encuentro de sangre y de dolor, recibir el alma de un niño engendrado con el soplo de vida para la Gloria de Dios y tantas Madres arrancándolo de las entrañas del Corazón. Impuras, manos asesinas que Mi propio Cuerpo arrancan y despedazan como cortando por diminutas partes cada pedacito de Mi Corazón; almas dolorosas, almas que gimen y sufren por el dolor, aún sin ver la luz del mundo , aún sin dejarlas oír su voz.
No sabéis lo que hacéis pobres almas que ensucian vuestras manos con la Sangre del Cordero que ustedes mismas entregan como en la crucifixión. Cordero sin mancha que desde el alma vienen puros, viene blancas, y vosotros al monte calvario las entregan sin compasión; cuanto dolor en la Divinidad del Amor, cuanto sufrimiento creen que soporta Mi Corazón, como matáis la esperanza de un alma nueva creada desde la concepción, creada también en vuestros vientres por el milagro divino del Amor, del Amor del Padre Eterno fuente de toda la creación.
No sabéis pobres almas que cometen este fatídico dolor, no entendéis que atentáis contra el Padre Eterno por crucificar de nuevo Mi Corazón, arrepentíos almas infieles, arrepentíos por el dolor que en el Cielo entero se vive por este flagelo del desamor que ha invadido el mundo entero por las garras del engañador y que mata cada segundo un alma para desgarrar Mi Corazón.
Unid hija Mía vuestra plegaria a la oración del Amor, y unidla a la tarea de Mi Madre que en el Cielo también asume por amor, recibiendo entre sus brazos cada corderito que acribillan en la Tierra, masacrándolo desde el vientre y despedazando su Corazón; Oh Tierna y Adorada Madre que conmigo lloras el desamor; Oh Madre Dolorosa que tanto sufres por este fatal dolor; Oh Madre que a diario gimes dolores de parto por el desamor, hay de estas pobres almas que crucifican de nuevo un Corderito sin compasión, porque en Mi Propia Carne recibo y sufro todos los dolores de Mi Pasión y en el grito triste y desolador se repite el devastador dolor y muerte de Mi Crucifixión.
Incesantemente orad hija Mía porque se acabe este flagelo que tanto me masacra hoy; este flagelo del demonio que a diario disfruta en el odio de su desamor y que por vuestra debilidad y tibieza y por vuestra falta de amor cometéis sin compasión; Oh pobres y sucias almas que cometen este fatal suicidio de sus propias almas en condenación y este homicidio a la vida fuente de la creación de Dios.
Velad hija Mía en reparo de éste dolor y suplicad al Padre Eterno que se acabe este flagelo en Mi Corazón; que los hombres vuelvan al encuentro del gozo de la Vida en el pesebre del Amor; y que no acaben con la esperanza de la misma vida en Su creación. Pedid al Padre Misericordia y Justicia por este profundo e insoportable dolor que hoy quiero compartir contigo en ésta hora de aflicción. Orad en acción de gracias por la vida que Mi Padre Os dio y ofreced en el sacrificio del ayuno y la oración, la reparación por estas almas, por el dolor que el Cielo entero siente por tanto y tan despreciable desamor.
Como no queréis que la ira de Mi Padre engrandezca; como negáis el mayor Amor, como lamentareis humanidad entera tanto sacrilegio al Cordelo en el cuerpo indefenso de una inocente alma de un nuevo y dulce corazón.
Velad porque los castigos que Os espera a toda la creación por doblegarse a la soberbia del príncipe de las tinieblas no solo por el odio a la vida sino por el atentado y muerte del soplo de vida en un nuevo ser inspirado en el Amor de Dios; cómo no reconocéis este flagelo, que condena vuestro corazón.
Orad hija Mía cada día porque termine tanto dolor, porque Mi Corazón ya no resiste tanto flagelo y tanta desesperación. Vosotros no veis los ríos de Sangre que brotan de Mi Corazón, ni las lágrimas que en cada instante se unen a tanto dolor, tened piedad por el hermano desde el momento de la concepción, porque en el vientre de una Madre desde ese instante habita en ese ser Mi Corazón.
Gracias hija mía por acompañar en este amanecer Mi dolor, orad en la plegaria de Mi Consagración y clamad piedad eterna para acabar con esta flagelación. Ahora acompañadme con vuestra suplica de Amor. 4:19 am