Escribe hija Mía, Mi Corazón te espera en esta noche de dolor de múltiples angustias en Mi Corazón; he compartido contigo el dolor por el pecado y te he mostrado un lago inmenso y esplendoroso lago al que caen todas las acciones buenas y malas y de los hombres, y mediante el cual se separan las almas en torno al juicio que les espera.
Te has detenido a observar los millares y millares de pecados más pequeños que al acudir al sacramento de la confesión se van convirtiendo como en rosas blancas que caen en una fuente de agua viva, pura y cristalina que solo emana amor y vais dando paso a más y más millares de almas que faltan a Mi Corazón; viste también aquellas que por tanto rencor en sus corazones caen con un peso brutal en el lago de Mi Amor, y me pesan tanto que aún a través de la confesión no logran liberarse del duelo de su flagelación; porque sus corazones aún están atados al odio y en el lago de Mi Corazón se estancan y aunque pensara estas almas que el sacramento de la confesión Os libero; no puedo dejarlas seguir su rumbo hasta el abandono absoluto del odio y la entrega verdadera en la reconciliación; éstas almas hija son un inmenso peso en Mi Corazón; y viste que son millares estancadas en este poso de dolor; cuanto me hieres almas indómitas que dejáis habitar este sentimiento de tanto dolor.
Debéis entender que el odio es la puerta para la condenación; nadie que muera con este vicio entrará en la Gloria sin purificación y hay de aquel que por odio atente contra la vida misma o la de su hermano porque no entenderéis cuantos perjuicios y castigos pagareis hasta la condenación; orad Ángela, por este peso que cargo en cada noche de dolor; el peso de millares de almas que guardan rencor en su corazón; dolor que apuñala y rasga Mi Cuerpo por la ausencia del Amor; velad por este flagelo eterno del que el hombre se contamino a causa de la desobediencia y el fruto de la reprensión; pobres corazones inútiles que camináis sin rumbo con odio y con desamor; orad porque se liberen y descarguen Mi Corazón. En esta noche hija mía Os he dado una muestra del caudal inmenso de Mi Corazón y como en el reposan todas las almas aun las que se van secando hasta la condenación; Almas que además de odio viven atadas a la negación y jamás han sido participes del arrepentimiento y la súplica por el Perdón; almas vacías e infieles que como piedras caen y hieren con todos sus actos Mi Corazón.
Orad Ángela por los millares y millares de estas almas que mantienen desolado Mi Corazón. Son el peso del desprecio y de la humillación del amor, almas que sin reparo caen en Mi aposento hiriendo tanto Mi Corazón que en flagelo de su peso van cayendo luego hasta el infierno porque ya no las soporta más Mi ultrajado y triste Corazón.
Ángela, éste es el flagelo del alba en el que a diario se mueve Mi Corazón, compartid contigo el dolor de Mi Corazón en esta pequeña muestra de un lago en el que recaen los pecados de las almas. Es solo un gesto de gracia que Mi Padre Os concedió para que veléis conmigo y supliquéis Misericordia y Perdón por estas almas que a diario hacen sangrar.
Tú has visto todo en color blanco y negro porque tus ojos no soportarían tanto horror, porque el peso de Mis fuerzas ya no soporta tanto desamor, recordad Ángela Mis Tres Caídas en el Calvario de Mi Corazón y el sufrimiento de éste camino en que día tras día latiga Mi Corazón. No os vastó con Mi entrega, han despreciado Mi dolor; hasta cuando pobres almas queréis despreciar Mi Amor.
Hasta cuando por vuestro propio albedrio queréis despreciar Mi Amor. Acompañadme esta noche Ángela y velad conmigo en el dolor y clamad por la Misericordia del Padre Eterno por tanta y tan tortuosa ausencia del Amor; tan dolorosa y eterna herida que hace sangrar cada instante Mi Corazón; es ésta hora de dolor, reparad conmigo, reparad también con oración 3:20 am