Niña de Mi Corazón, te he llamado entrañablemente una vez más, en esta Aurora de Amor para Mi Madre, porque Ella, en Su Seno de Madre, quiere cobijaros como a cada uno de Sus hijos; de la misma manera, en que Mi Corazón de Hijo, Os quiere cobijar.
Niña de Mi Corazón, plasmaras estas palabras en el rocío, mientras la aurora corre para honra el Corazón de Mi Madre, no solo por Su querer, para mostrarse a vosotros en la humildad y el Amor de Madre para todo el Universo; sino también para Glorificar el Corazón de Mi Padre, en la Bondad de Su Manifestación a través de Mi Madre para los hombres; Os digo entonces, éste tiempo, en el que tan desvalidos permanecen los hombres desde su propio querer y desde su propio corazón, sigue siendo tiempo de espera y prueba para cada uno de vosotros; más en el Cantar de Mi Madre, en Su llamado Misericordioso al corazón de cada uno, se alberga una vez más la esperanza de vuestra respuesta al Amor.
Aun, cuando permanecéis a la puerta, muchos de Mis hijos no se arraigan verdaderamente en la Confianza, en la Fe, en el llamado, y se confunden fácilmente, porque permanecen débiles en el arraigo al mundo; aun, muchos de Mis hijos tratan de desviarse en el llamado, desatendiendo de muchas maneras el llamado a vuestro corazón, el llamado interno que como Madre, retumba dentro de vosotros y Os cuestiona; aun, cuando muchos de vosotros, sois desobedientes en la inspiración Divina, desatendiendo también los gestos y el empeño para cumplir la Voluntad Divina; aun, cuando muchos de Mis hijos son reacios en el camino y se mantienen distantes al llamado de la conversión, al llamado en el camino de Mi Amor, al llamado en la obediencia a ejemplo de Mi Madre; aun así, hijos Míos, Mi Madre Os proclama “No estoy Yo aquí, que Soy vuestra Madre”; pues bien hijita, Mi Corazón de Hijo Os replica:
Dad Eternamente Gracias por la Carne hecha Sangre en la Divinidad del Seno escogido para la Redención de los hombres.
Dad Eternamente Gracias, en la humildad del Corazón de Mi Madre, abandonando su voluntad para dejar Encarnar la Voluntad de Mi Padre.
Dad Eternamente Gracias por la participación del Reino del Amor, en las entrañas del Verbo que en Mi Madre se hizo Vida, Palabra, y Amor para vosotros.
Hijos Míos, el tiempo prevalece, se acorta y pasa, mientras que el corazón de los hombres en tantos de Mis Hijos se aquieta; más en los designios del Corazón de Mi Padre, se posa la Justicia del tiempo en la espera; y esta espera, sólo depende de vuestro corazón.
Animaos en el Camino del Verdadero Reino del Amor, el Camino de la Gracia, el Camino de la Cruz; animaos en el Abandono, Rendíos al Corazón de Mi Padre, a Mi Propio Corazón y cobijaos con el Manto de Mi Madre, que en el Silencio Os sigue aguardando, esperando no sólo que escuchéis Su Clamor de Madre, sino que aguardéis Sus Palabras en la obediencia, en la oración, en la esperanza, porque Ella, en Su condición de Madre, Os Escucha, Os Resguarda, también Os Excusa y Aboga por vosotros; aún, cuando no entendáis; siempre mira vuestro corazón adormecido y enceguecido por el pecado, implorando a Mi Corazón de Hijo, por vuestra liberación en la esclavitud del pecado.
Hijos Míos, Os digo con Mi Corazón dolido, venid a Mi Corazón por Manos de Mi Madre, venid al encuentro bajo el Manto de Su Amor, reconciliaos en Mi Amor a ejemplo de la Obediencia de Su Corazón de Madre, y dejad que se impregne en vosotros, no solo la Gracia de Su Amor, sino Su Divinidad hecha carne, en la Plenitud del Amor.
Sed entonces recintos en Mi Madre, para que Mi Corazón de Hijo repose en verdadero gozo en vuestro corazón; hijos Míos, este valle de lágrimas se acrecienta y padece, más está a la puerta, en el llamado de vuestra propia condición humana, para que toméis el Camino Recto, Pedregoso y Doloroso de la Cruz, no es el último llamado, más en la espera, depende sólo de vuestro corazón como hijos vivos, como hijos de Amor, como Hijos en la espera, como hijos en la Corredención de Mi Madre; llamados y escogidos en Su Propio Corazón de Madre; Os digo entonces: Dad Eternamente Gracias, en la Gloria del Padre, por la Corredención de Mi Madre, que Os vigila, Os inquieta, Os llama y Os sigue esperando.
Hijita de Mi Corazón, manteneos en el silencio, en la compañía del Corazón de Mi Madre, en la contemplación de Su Corazón Orante, en la Custodia de Mi Propio Amor, que siempre Os llama; sed entonces propicia en la respuesta y en la espera del llamado de Mi Corazón, Os dejo niña, en la Paz de Mi Amor, junto al Mi Madre, Mi Madre de Amor. 4:24 am